APÉNDICE del libro 'Haciendo consciente la propia enfermedad'
Apéndice del libro ‘HACIENDO CONSCIENTE LA PROPIA ENFERMEDAD’
Poemas de la Parte I: Del jardín clausurado.
El momento ya ha llegado. No puede definirse el sujeto de la pluma por el solo ejercicio; o sí, como mirada que vuelve a lo visto, conformado transcurso de silencios.
8.
Agua, aparentemente igual a sí misma, en el fondo de un pozo; distinta al aire de lluvia que inunda la ciudad, sucia, encharcada.
Una gota que cae, hermosa, recorriendo -sin tiempo- nuestro espacio. Su fragilidad la hace inaprensible, sombra que se desgaja en sombra de otra flor marchita e inquiriente.
[18:15, 27 de abril.]
13.
Iba por las mañanas, despacio. No recuerdo bien si miraba o no, si bajaba la cabeza o la tenía altiva. Entre dos personas, se hizo una celda de castigo, como un juego de miedo para el uno, solo con su miedo; se alzó sin más, delante y dentro, con agujero en medio de las manos.
Salgo gritando en casa, soplando al frío suelo del balcón, despacio, hacia el presente. (raro, sin ritmo a pe nas).
[01:10, 1 de marzo.]
14.
Hoy.
Buscando por las calles, mirando al suelo, sucio. Con la aguda
impresión de estar fuera de mí y en mí al mismo tiempo, como si voluntad
ajena y propia sembrasen de palabras el camino. Como un amor, real e
irreal al mismo tiempo, en dos espacios, persona y no persona, anillo de
voluntad (robado al mercader del tiempo), anillo de alcantarilla,
ajeno; hallazgo y encuentro, cuando nada se buscaba. Y así, ahora,
rondando, rodando en estas calles, buscando, desde sí, el tiempo
preciso, sin nombre, en sucesión plural de espíritu, ajeno y propio, de
los hombres, vivos, y las cosas.
14:20, 1.
Poemas de la PARTE II: La luz oscura.
24.
¿CÓMO VAS A SALIR? ¿CÓMO HAS ENTRADO?
Al querer obrar me dije este poema. Me resolví en silencio como forma del olvido y la memoria.
Estoy cansado, sin voz. El mundo es un órgano de cera. Mis manos buscan sin fe el plomo de la mirada. Como nadie conozco nada. Sólo tu luz tiene sentido en esta soledad sin rumbo, estancia solitaria, en pie de sombra.
Poemas de la PARTE IV: En la prisión.
68.
Bello charco de agua, resquicio de la idea entre el cemento de las calles.
Manchada realidad que permanece firme ante el ardor humano que bebe toda luz en sus reflejos.
Poemas de la PARTE V: Rojo carmín.
Si dijéramos las cosas como todo el mundo nadie nos prestaría atención.
81.
Ninguna posesión: la lengua, un sueño, saliva blanca que se escurre tras los poros de la piel, en espiral, húmeda siempre.
El invierno y su transcurso. Días de niebla que oscurecen la visión de lo que nunca nace y nunca muere.
El polvo mojado, negro comienzo de la sequedad.
Poemas de la PARTE VI: Bajo el cristal.
97.
La sombra del mundo se para en las bocas, se sume en los gestos que trazan sistemas de imágenes, signos de huida constante hacia un tiempo sin tiempo: el uno vuelve, en sí, y se mueve hacia sí porque es todo.
Los contrarios se definen, abstracción de realidad, como contrarios. La unión entre las cosas se olvida, la fuerza que promueve este movimiento universal, como palabra de tiempo indescifrable, se forma en el amor, se hace sí del no que en sí contiene.
98.
Una pequeña anticipación. Sonidos del silencio. Los filamentos de la bombilla contra el ruido del tren. Allí...
Poemas de la PARTE VII: Hiel.
111.
Da vueltas la rueda del vino, dulce y sin copa. Pero acaba cayendo al cubo de basura en que gastas los días (nos desgastas, a nosotros, en los días). Año tras año la misma cosecha, cosecha tras cosecha el mismo tiempo, de muerte y hielo, que en la copa es llanto último, reconocido .
Poemas de la PARTE VIII: Palabra y habla.
119.
El tiempo del poema, como una lectura profunda, el tiempo justo. El resto, ruido. Gestos ajenos que maúllan, gatos que nos odian.
La lengua, largo tiempo atrás, antes del principio, cuando la historia o la memoria no eran aún del sueño… cada noche se oía al agua húmeda revolver las dudas, calada de noche hasta los huesos.
125.
[ Respuesta del agua]
Olvido, olvido y jardín con flores para oler contra dios y la palabra, uno, perdido el miedo a la caricia animada de las hojas ojos de las manos.
126.
El aire, cuando suena a nada, cuando pasión metálica roza las ubres del humano: desatino y muerta vida... el aire, como refugio al fin, como milagro que perdura y no se puede ver, (pero) se palpa. Rezuma baba el aire, zuma calor más que calor, eléctrico misterio desvelado, hueca madera, tabla y mesa: piedra adormecida que construye (aquí: en ti: la cárcel). Los otros, lo otro, nadie… el cristal que hierve todavía (posos del fuego)... La forma se abalanza contra el fondo de la imagen armada de manos que abrigan aun a la esperanza, el deseo de vida (qué deseo); el aire tan solo, tan solo el sueño, las calladas telas que ahogan; el aire cualquier noche. Cualquier noche la sombra del aire, de esos otros que forman espejo (la cárcel: ahora: de nadie).
127.
[ Historia triste ]
El horizonte se pliega a su deseo: todo, lo que existe aunque no esté, tamaño de un espejo en sombra. La luz no llega - más allá (oscura por el fin que se persigue oscura por nuestra presencia de angustiada lámpara sin forma).
129.
Solución salidas ámbito frescura de la sombra por venir ya vino dio su fruto seco astas cortadas a hierba muerte de la palabra ya ni grito pudo surcar las venas acequias alegrías que escarban manos que escarbamos todos antes de ser nosotros. La cárcel y el pájaro sin alas y con alas replegadas por cansancio en esta espera en la que el tiempo se consume. Los trenes silban: ya no es hoy, no es ayer, ni hay mañana posible abierto al conversar. Se mueve nuestro ardor decrépito. Sollozas, pájaro, sollozas de tus fuertes ojos caídos sobre la hierba, a hierba cortados en seco: rayo de soledad que brilla y muere, ahuyenta el ruido, seca la palabra.
Poemas de la PARTE IX: La Anti-historia.
173.
Se llega a un punto en el que el verdadero tema es la verdad, como camino al que seguir, sinceramente; soportando el miedo de decirlo todo -miedo tan expresivo como la sal que recubre los andamios. Agua que es alma misma de la nada-.
FIN de este Apéndice al libro Haciendo consciente la propia enfermedad, (1998 – 2010).
El libro al que estos versos pertenecían es el eslabón entre La humanidad escueta y Olvidando las palabras. Publico ahora este apéndice del mismo que recoge los poemas desechados del libro. Los poemas han sido muy retocados y se presentan en su parte correspondiente y con la numeración que tenían en el último borrador, anterior al libro completo cerrado en 2010. De la tercera parte no hay desechos. La conciencia de un hombre es una frágil muestra de su completa actividad.
Diciembre de 2010, Valladolid.
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DE ESTA POESÍA y sus desechos (bio - biblio - grafía de Carlos Leónliquete)
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APÉNDICE del libro 'Haciendo consciente la propia enfermedad'
DES(H)ECHOS de Las Horas
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