Mañana es tu día, dicen,
pero tú no estás,
está tu ausencia, sombra
de esta primavera,
yéndose delante de nosotros,
ahora tan vacíos, siempre,
siempre ocultos y sin ojos.
Estás, ahí, afuera, sombra
y llama que queman
por dentro de la especie,
asolándola, lentamente
en tu filo desnudo,
cual pavesa encendida
que parece ya apagarse
y prende ya, de golpe
toda la leña seca
a su vera. Y todo arde.
Es hoy este vestido tu vestido
y es nuestro sueño húmedo
la vuelta sequedad, todo el hastío
que nos hunde sin descanso
frente a la soledad de tu abandono.
No estamos ciegos sin embargo
a tu presencia ausente.
Que puesta la mortaja
el cuerpo se vislumbra
y en su mano aferra briznas
verdes de esperanza.
Mañana, ya hoy, pero
después – tras el dormido imperio
de tu reino solo- quedaremos
en esta tarima del cotidiano
espectáculo. Para bailar juntos
sobre huertas abandonadas.
Detrás de ti, detrás de tu vestido
de hoy, encontraremos
tu desnudez tan cálida.
Valladolid, viernes, 20 de marzo de 2020.