Del
libro (aún inédito) POEMAS DE PREGUERRA estos dos poemas :
ALARMAN
AL ALMA
He
encendido una luz en la vigilia
-yo
velo mientras tú duermes-
para
verme cantando desnudo
(sobre
las horas).
Entre
la arboladura de mi barco
y esa
playa, el sol, ahora otro,
no
sol, no yo, por tanto.
Y por
ser ajena su luz me veo
en
esta artificial que hace morena
la
negra piel que visto.
Mientras
tú duermes yo velo
el
silencio que abandona la ciudad.
Hablo
por no dormir,
para
que puedas dormir,
pues
ya las voces
anuncian
alarma.
LAST
BLUES FOR…
Peligroso
aquel
que
estima la belleza
y
confunde su tiempo
con la
eternidad.
Su
belleza resulta
dura,
y frágil
a los
ojos de la muerte,
paseando
por el verde
filo
del dalle y la pistola.
Nos
somos parte
de ese
ser, enajenado
socialmente.
Nos
confundimos siempre
-antes
que obedecer-,
como
el ciego ante la luz
artificial
que le ilumina,
que en
su interior advierte
que la
imagen de sus manos
era
otra, que era otro aroma;
que
aquella oscura página
no era
de aquel poema.
Por
ser parte de él,
pudo
escribir aquí
este
poema de esta noche
que
todo lo invade.
Un
último sorbo
con la
lengua de esparto,
áspera
y seca
como
el espanto
allí
sentido.
Aquí,
la mano
se
aferra, anhela
la
fuente, pero no
llega
el agua a su boca:
solo
una gota se espera.
ACTUALMENTE,
espero la edición del libro AHORA-YO (ed. Difácil) del que forman
parte estos poemas:
[MONÓLOGO
DEL NO-YO]
El
monólogo del quien
-la
suma de valores de las cosas-
la
inquieta manera de ser
en
nuestro creciente
agónico
movimiento
La
mínima morada
del
vivir
y la
expresión
-más
allá de lo vivido
posible
e imposible-
La
brocha en esa noche
el
estallido
de voces
la
canción de la armonía
y solo
entonces
yo,
él
que
nada es si nada
soy
como
azar de las palabras
nuevamente
que
nada es el azar
materia
y pensamiento
atmósfera
y figura
la
suma de valores de este quien
contra
el monólogo
que
agónico se yergue
la
libertad y la alegría
otra
vez
al
infierno otra vez
Están
los círculos concéntricos
tan
amplios que recogen
lo más
de toda gente.
Y yo
estoy fuera.
También
los exquisitos
círculos
en sí mismos
que
tocan a estos suyos
los
miro desde fuera
y los
pequeños grupos
que
hacen del frágil círculo
la
nueva y más feliz
de sus
ideas.
Y está
tu pecho, cielo
de
todos ellos, estás tú,
para
todos inmensa.
Y yo
aquí dentro.
Del
último libro de verso que he escrito, un extraño rapto titulado
TODOS LOS ENTUSIASMOS:
[SEXTA
PURIFICACIÓN:
Una
viña estéril se arranca]
Pasamos
-en cuerpo
mente
imaginación
y
agua- por el sendero
de la
vida.
Cavamos
y
quitamos piedras.
Limpiamos
ramas
secas
de las viñas:
unas
parras raquíticas
que
solo daban uvas
agraces.
Ser
ciervo estuvo bien
correr
libre en el viento
entrechocar
la hermosa cornamenta
con
los troncos de los árboles
ser
viña fue un fracaso
-y no
por ser la viña
que
luego fue la fuente
de
vino bueno amante-
sin
más la viña
fue
arrancada:
rampojos,
racimos, ollejos
desechos
minúsculos
pasaron vueltas
del
alambique una y dos veces
hasta
dejar un líquido
nítido
transparente
como agua densa
o vino
de rama y alumbre.
Es
toda la anchura de la tierra, toda nuestra tierra,
la que
verá nacer las humanas
verdades
del entusiasmo.
[SÉPTIMA:
Para ser / SIENDO
en
términos reales y precisos]
Eterno
verano de otra parte
-tan
humano- del que ser la flor
derramada,
que en la boca
de
nada es silencio.
Hizimos
largos planes
para
desbaratarlos luego,
como
castillo de naipes viejos
antes
de acabar de levantarse.
Nos
creímos dioses
jugando
a decir-nos verdades
que
nadie quería oír.
En
aquella luz del primer día.
Debimos
hablar más
como
silencios que endulzan la espera,
abrazándose
las manos.
Pero
enrollábamos la historia
Y la
vivíamos en largos pergaminos
prietos,
sin letra, testimonios vacíos
de
densas experiencias.
Quizás
así teníamos la fórmula precisa,
como
la alquimia de ser oro
de
hombre en ser real de luz.
Los
humanos andaban en tinieblas
Y
ahora hacen fuego contra las puertas
en las
comisarías de todas las ciudades.
La luz
casi despunta en este frio de la mañana
que
desvanece en el viento la noche y el alba.
Al
penoso yugo, a las hostias de su vara,
cicatrices
y heridas, a su exterminio,
opusimos
el calor de las caricias a la palabra.
Fue
fruto de ellas, y de estas manos,
el
Amor de los hombres.
PARA
TERMINAR, UN POEMA DE ‘AMERICOHISPANIA (Y TODOS LOS DEMÁS)’
todavía en borrador:
AL
FIN,
Al fin
hubo
un momento
-allá
a finales
de los
noventa,
con el
fin de siglo-
en el
que lo siempre
oculto
volvió
a ser visto
-entonces
todos huimos,
retrocediendo
de nuevo
a
nuestra oscuridad-.
Cuando
estaba aquel niño
levantando
la cabeza
volvió,
en regresión,
a
gatear y arrastrarse
por el
suelo. Y la sombra
que
había dejado
el aura
que
flotaba en el lugar
que
anteriormente ocupaba
se
disolvió en espejos
generando
más nombres
que
añadir a la babélica
confusíón.
Al
fin,
entonces
¿o
es ahora?
Nuestro
momento llega
y rara
vez sabemos
cómo
vivir esos instantes
corrompidos
del anhelo
la
esperanza y el desespero.
Es
otra más de las muchas
lecciones
que esta tierra
(que
fue nueva y ahora parece
vieja
en nuestras manos)
ha
dejado en herencia
a los
que la habitamos.
La
actitud es siempre abierta,
intransigente
contra la no vida,
atenta
y lúcida en la lenta
descomposición
del yo y lo
que le
rodea.
Transparente
en la comunidad
traslúcida
en el espejismo
social
y el compadreo
callada
en la acción
solidaria
de la fuerza humana
que se
desenvuelve
al
ritmo preciso de nuestra
realidad.
Con el
sueño en las manos
para
no soñar cuentos
cuando
todo es realidad
con la
maravilla de lo real
como
bandera del sueño.
Y
este poema del cuaderno de PALABRAS A MARTE que debía leer, porque
de Kike , de su música, surgió.
"su
piel tan suave"
Todo
o nada.
De
siempre amor
amó
la guerra.
No en
vano fina red
con
invisible hilo
redujo
a escarnio
aquellas
tentativas seminales.
Siempre
de amor
la
guerra estuvo henchida,
y todo
ese desastre
que en
ella se genera
es el
reverso de su piel:
la
piel de amor, tan suave.
Por
eso amarte, amor,
es
dura guerra.
Por
eso ya esta guerra,
amante,
es
la
guerra del amor.