Los metales subterráneos
indican el camino de la pureza:
de la avellana, el hueso,
el núcleo imparcial
como única perspectiva de salvación.
*
Donde la luz no llega más,
más abajo, al fondo
donde los ojos se cierran
porque ya no sirven.
Y ahí donde la suerte
está por vez primera
cabeza de barro y corazón de cieno.
[De Silvia Caratti, Nuovissima poesia italiana, a cura di Maurizio Cucchi e Antonio Riccardi, Mondadori, 2004]