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la poesía ya no es...

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P o e s í a (de Carlos León Liquete)
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Recordando al poeta antifascista

GERARDO SANGIORGIO



Nota biográfica

 

            GERARDO SANGIORGIO nació 20 de mayo 1921 en la Puerta Arnone en la provincia de Caserta, donde su padre Placido, sargento de la policía a caballo, sirviendo a la luz del Rey

Comenzó a estudiar la madre Assunta Fugaro, una vez superada la escuela primaria y secundaria, asistió al Gymnasium "Nicola Spedalieri" en Catania, y luego la Escuela Secundaria "Giovanni Verga" Adrano, donde en junio de 1940 se recibió con honores el la escuela secundaria.

La agudeza de la mente, el amor por las humanidades y el carácter estrictamente religioso y moral lo llevó rápidamente a trabajar con textos de literatura revista italiana "Amigo de la Juventud", la cabeza de los más populares en el mundo católico tiempo .

Inscrito en la literatura clásica en la Universidad de Catania en 1941, después de asistir a sólo unas pocas lecciones, fue despedido y forzado el aplazamiento del servicio militar como VU (Universidad de Voluntarios).

Enviado a luchar en el frente de Grecia (1941) y se enfermó, fue deportado a Italia, donde trabajó por primera vez en Piacenza y luego en Parma, en la Escuela de Aplicación de Infantería. Junto a dejar el 8 de septiembre de 1943, prefirió quedarse en su lugar, de conformidad con sus principios acorazados de la ética y la libertad, y fue capturado y deportado por los alemanes en los campos de exterminio nazis de Neubranderburg, Bonn y Duisdorf, después de haber negado a unirse la República de Salò.

Hacer una fe fuerte en Dios "deshumanizante" encarcelamiento de los campos, en la agonía del hambre y la violencia, se alimentan de los residuos y peladuras de patata, logró sobrevivir y salvar a algunos compañeros que los nazis habían destinado ya a la muerte. Reducción de la sombra de sí mismo escapó a la muerte y fue liberado por los estadounidenses y regresó a Italia a principios de agosto de 1945.

 Después de varios meses de estudio se graduó agotador y maestros implacables, sorprendentes, antes de resistirse a él para tomar los exámenes, como consecuencia de la deportación a los campos de concentración no podía seguir las clases "indispensable".

 Comenzó a enseñar en el aula, con lo que su experiencia de vida. Siempre mantuvo la humildad y la mansedumbre de aquellos que tuvieron el coraje de sacrificar los "mejores años" y el "mejor talento" por una causa justa contra toda forma de opresión y barbarie. La afabilidad, el cristal de alma, el espíritu franciscano, la inmensa cultura, le permitió ser respetados y valorados y convertirse en el referente para las generaciones.

Sus letras, que se manifiesta el espíritu de la punta de la lengua grabador, están incluidos en varias antologías.

Con la antología La piedra pulida del mar fue galardonado con el premio especial a la estrella del Primer Concurso Literario Internacional de Italia en 1971.

Obtuvo la medalla de oro del trofeo poética III "El Capital", organizado por el "Centro Europeo de la Cultura" en Bruselas, ganó el primer premio en el S. " Catalina de Siena "y en 1971 la" Academia Colombiana ", fue galardonado con la Medalla de Oro y miembro honorario de la" Academia Colombiana "(EE.UU.).

Ensayista apreciado en Italia y en el extranjero, colaboró ​​activamente en las revistas: "La técnica de la escuela", "El aguijón verde", "El capital", "Narciso", "Gospel Crusade", "Musageta", "Gabbiola" , "Athenäum".

En septiembre de 1975, publicado en Roma que le dice el corazón, una colección dedicada a su futura esposa.

Fue profesor en la escuela secundaria en Adrano científica, y finalmente en el ITI "S. Cannizzaro "en la sección separada de Pueblo Paleta. En 1979 se retiró y se continuó con conferencias y debates su compromiso con la difusión de los valores más profundos y más auténticos cristianos y la ética.

Se obtuvo la Cruz del Mérito de la guerra en 1953 y la medalla de honor de "Voluntarios de la libertad", fue homenajeado en Roma 09 de octubre 1984 por el presidente Sandro Pertini y el ministro de Defensa Juan Spadolini el título honorífico de combate libertad "de Italia.

En los últimos años ha trabajado asiduamente en la página cultural de la revista "Perspectivas", así como "El Etna Gazette" y "La Sicilia", y fue editor de "Noticias Biancavilla".

Murió repentinamente en la tarde del 4 de marzo de 1993 en el Hospital de Pueblo Paleta, donde había sido trasladado a un problema pulmonar.

Las autoridades asistieron al funeral, amigos y antiguos alumnos, para un último adiós al maestro de la vida y erudito ilustre.

 

Cuando el gobierno ... algente, ópera, publicado por el Ayuntamiento de Biancavilla en 2001, es una antología de escritos que incluye parte de la producción a gran en verso y en prosa, que abarca el lapso de cincuenta años: desde 1946 hasta 1993.

El texto se divide en cinco secciones que siguen en el trabajo del hombre temáticamente multifacética de la cultura.

La edición y 'fue tratada en autógrafos y manuscritos en poder de los herederos.

De lectura muestra sólo el grosor de un erudito latín popular y experto en Dante.

La colección, que incluye la piedra pulida del mar y del corazón, dijo, la primera vez de ver los recuerdos recogidos en el Lager y lo insólito Ambos nos dijeron bonito Antonio Bruno, pronunciado en la colocación del epígrafe, que se dictó , el lugar de nacimiento del escritor colega, a quien dedicó los últimos estudios. Las dos colecciones de poemas inéditos, muestran la modernidad y la frescura de un espíritu puro, de alto standing. La crítica contemporánea ha visto de hecho Sangiorgio como uno de los poetas italianos más delicadas y serias.

La obra de Gerardo Sangiorgio han abordado recientemente Nigro Silvano Salvatore, Pedulla Walter, Giorgio Barberi Squarotti, Antonio Tabucchi, Lupo Salvatore Mineo Nicholas, Torresani Alberto, Yves Bonnefoy, Yehoshua Abraham, Elie Wiesel.

 

El 15 de abril de 2003 fue nombrada la Biblioteca Municipal de Pueblo Paleta.




MUJERES BLANCAS, ESCUCHAD:



Presentación del libro Feminismo negro.



MANIFIESTO DE TERRITORIO DOMÉSTICO



Hoy estamos aquí para que nuestra voz, la de mujeres migrantes, autóctonas, feministas, precarias y otras personas que apoyan nuestra lucha, se escuche, se oiga muy alto, y se sienta arropada por muchas otras voces….


Desde hace 18 años Josefa trabaja en la misma casa de Aravaca. Una casa enorme de dos plantas. Durante años fue todos los días, pero con la crisis le redujeron a 3 a la semana. Un día se cayó trabajando y tuvieron que operarla. Justo antes de la operación su jefa llamó preguntándole cuándo se demoraría en volver al trabajo. Por supuesto, le descontó los días de baja del sueldo. Cuando se murió la madre de Josefa no pudo ir a trabajar durante tres días; y su jefa le descontó 150 euros de la asignación mensual.

Mónica trabaja de interna, 14 horas por 600 euros al mes. El médico le pidió hacerse una mamografía, pero Mónica no se atreve a pedirle unas horas a su jefa. Cuando por fin se decide, la jefa le dice que no puede falta al trabajo, y que si lo hace le descontará el día completo. Pese a todo, Mónica decide ir al médico y perder el dinero; y en la sala de espera recibe tres llamadas de su jefa preguntándole dónde está su vestido favorito.

Amalia cuida de un anciano 2 horas diarias. Le acompaña al médico, salen de paseo… El anciano ya no se vale por si mismo y para caminar necesita apoyarse en Amalia. Un día están en el parque y llega la policía. Le piden la documentación a Amalia. Ella les explica que está trabajando, que el señor no puede quedarse solo, pero a la policía les da igual y la detienen. El señor se pone nervioso y Amalia no sabe qué hacer. Menos mal que aparece la hija, su jefa, que se queda con él. Amalia pasa tres días en comisaría.

Desde que el Real Decreto 1424/1985 que regula el Régimen Especial del Empleo de Hogar entró en vigencia, no se ha parado de denunciar la discriminación que fomenta. Legaliza condiciones abusivas: por ejemplo, no existe derecho a paro, ni a baja laboral hasta el día 29, y las horas de presencia son legales, lo que en el caso de las internas significa jornadas de 14 horas… o más. A esto hay que sumarle, ya se sabe, que en lo doméstico, en lo privado, puede pasar cualquier cosa. No existe convenio ni negociación colectiva. No hay inspección laboral. Solo una relación personal dentro de una relación que de por sí es desigual.

A las trabajadoras migrantes esta situación nos afecta especialmente. Los abusos son mayores porque no hay otras opciones y se chantajea con los papeles. Que si aceptas tal o cual te los hago, que si no cotizas no podrás renovar tu tarjeta… Además, se deniegan los arraigos porque tenemos altas en la seguridad social como discontinuas, o no podemos reagrupar a nuestra familia porque como estamos de internas, no tenemos casa propia. Conseguir los papeles es un proceso muy complejo y nos dejamos la piel, el tiempo y el dinero en papeleos interminables que acaban en negativas. Muchas veces acabamos pagándonos la seguridad social aunque no estemos trabajando para no perder la tarjeta. Nos preguntamos dónde está todo el dinero que invertimos en las arcas públicas a lo largo de años… y lo único que encontramos es trabas y más trabas. Siempre los papeles, los malditos papeles.

Y con la crisis de peor en peor. A las mujeres nos afecta especialmente el recorte de derechos generalizado. No solo hay más despidos, que por cierto, a las empleadas de hogar solo nos avisan con una semana de antelación y nuestra indemnización es irrisoria… también nos exigen trabajar más y más por menos dinero y en peores condiciones. Somos profesoras de inglés, educadoras, limpia coches, costureras, pasea perros, enfermeras, cocineras, niñeras, animadoras incansables, expertas administradoras y especialistas en gestiones burocráticas. Nos piden que consideremos que con la crisis no hay dinero. Pero cuando accedemos nos damos cuenta que para el coche nuevo y la ropa de marca sí que lo hay. Nos piden que nos callemos, que no protestemos, que nos pleguemos a todo lo que nos exigen. Nos enseñan que quieren sólo manos, mecánicas y silenciosas, pero, sorpresa, somos personas. Que quieren sólo cuerpos dóciles, pero llegaron mujeres con voz y rebeldía. Y sentimos que no estamos solas.

Salir a la calle tampoco nos es fácil. Tenemos miedo por las redadas, porque en cualquier momento nos paran en los controles de identidad por nuestro color de piel. Hay controles en los parques, en las paradas de autobús, en las bocas de metro. Nos preguntamos cómo es posible que a principio de los dos mil, cuando la economía prosperaba, se nos permitiese pasar a España con visados de turistas para luego perseguirnos de esta manera. Nos preguntamos qué políticas de migración son estas que sólo nos ven como mano de obra barata según conveniencia, olvidando que somos personas con sueños, amig@s, familiares, necesidades o deseos, en definitiva, con vida, y que nuestros derechos no pueden ser vulnerados.

Como somos extranjeras se piensa que no vamos al médico, que no nos hace falta tener ocio, que no tenemos amigos, que no nos divertimos, que tampoco tenemos relaciones de pareja o que cualquier cosa de estas es un privilegio al que no tendríamos que acceder, pues en nuestro país, dicen, estamos aún en las cavernas. Este estereotipo racista repercute en el trato que obtenemos: no nos dan permiso ni para ir al médico, pese a todas las enfermedades que desarrollamos por el enorme esfuerzo físico que hacemos con las tareas del hogar, porque piensan que en nuestro país vivíamos sin ello; y si trabajamos de sol a sol tampoco pasa nada porque no tenemos por qué tener vida más allá del trabajo. Es una excusa para controlarnos más y más.

El trabajo de cuidados es imprescindible en nuestra sociedad, y sin embargo, es lo que menos se ve y valorado está, lo que menos cuenta. Queremos resaltar que nuestro trabajo beneficia y repercute en el bienestar de toda la sociedad. El cuidado de las personas mayores, de los niños y enfermos, y la atención de los hogares, sigue recayendo en manos de mujeres. Cuando las autóctonas se incorporan al mundo laboral, somos otras mujeres empleadas de hogar quienes cubrimos los puestos que ellas dejan vacíos. Cuando se exige la calidad de nuestro trabajo no se distingue entre las que tienen papeles y las que no, pero sí se distingue a la hora de pagarnos y respetar nuestros derechos. Por eso estamos hoy todas juntas, con papeles y sin papeles, aquí presentes exigiendo, para que se nos oiga bien alto:

Que se modifique el Régimen Especial del Empleo de Hogar y se equipare al régimen general.

Que se atienda a la situación específica de las trabajadoras migrantes, en concreto, que se acaben las redadas policiales orientadas racialmente; que se dejen de denegar sistemáticamente las peticiones de arraigo; que se consideren las situaciones específicas para la reagrupación familiar; que se desarrollen mecanismos específicos para vigilar los casos de vulneración de derechos, tanto para las que tienen papeles como para las que no.

Y, por último, queremos gritar muy algo que no queremos una sociedad basada en la desigualdad y la discriminación.

¡SE ACABÓ, SE ACABÓ, SE ACABÓ LA ESCLAVITUD!

Territorio Doméstico, Madrid, 8 de mayo de 2011.

Antología incompleta de la Poesía experimental española,
de la editorial Calambur. Reseñas y notas de prensa.


P

o

e

s

í

a


experimental

española,


edición de Alfonso López Gradolí, editorial Calambur, 2012.



Poesía experimental española (Antología incompleta), edición de Alfonso López Gradolí
Reseña de Jorge de Arco,
El Norte de Castilla, 30/06/2012



La imaginación por bandera


En el año 2007, la editorial Calambur, daba a la luz Poesía Visual Española (Antología incompleta), volumen que incluía cincuenta y siete autores y que recogía una breve muestra de sus más significativas creaciones. Aquella compilación, abarcaba desde 1965 a la actualidad, si bien en España este singular género cumple ahora su primer centenario.

A medio camino entre la plástica y la escritura e influida de manera acentuada por las corrientes vanguardistas de primeros del siglo XX –surrealismo, creacionismo, futurismo–, esta poesía visual «se convierte en la poesía experimental de nuestro tiempo », en palabras de Joan Brossa.

El poeta catalán (1919-1998) –uno de los máximos defensores del mestizaje del arte y la literatura–, escribía movido por un impulso interior que buscaba comunicación y para ello se valía de todos los medios a su alcance con un afán original y totalizador: «Suelen bastarme el hombre y su misterio», dejó dicho enunendecasílabo que resume de manera precisa el conjunto de su amplísimo quehacer.
Y si traigo a colación a este prestidigitador de la palabra, es con motivo de la reciente edición de Poesía Experimental Española (Antología incompleta), que completa –valga la redundancia–, la citada anteriormente.

Este florilegio cuenta, de nuevo, con el meritorio trabajo de Alfonso López Gradolí, quien ha dedicado en la última década un abundoso estudio al desarrollo y asentamiento de esta manifestación artística. Valga recordar su volumen aparecido en 2008 bajo el título de La escritura mirada. Una aproximación a la poesía experimental española.El propio López Gradolí, afirma en su prefacio: «En esta colección de poemas mostramos la obra demás de sesenta autores que trabajan en prácticas no propias de la poesía tradicional y de otros que desarrollan un quehacer con el lenguaje inmerso en el terreno de la plástica y, a veces, cercano a ciertas experiencias musicales. Coexisten poetas que han publicado textos de los que se denomina poesía discursiva o narrativa, con artistas plásticos que trabajan en una parcela del experimentalismo como es la poesía visual».

Con estos mimbres, es fácil imaginar que el lector tiene ante sí un variadísimo abanico de propuestas, donde conviven la trasgresión, el desafío, lo asociativo, lo simbólico…, y todo ello tamizado por la intrínseca magia que se esconde tras la significación primigenia de cada palabra.

«No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación», afirmaba André Breton en Primer Manifiesto Surrealista. Y sin duda, que jugar con el lenguaje, adornarlo con otros gestos, someterlo a variados experimentos, apostar por su solícita espontaneidad, romper su lógica, llevarlo hasta los límites de su significancia…, no son sino maneras de hacer muy distintas y muy válidas y que exigen, también, un compromiso incesante en la búsqueda novedosos discursos.

Por la carga gráfica que lleva implícita esta antología y por su sobresaliente variedad, no es sencillo escoger muestras representativas de cuanto aquí se ha seleccionado. Pero de entre ellas, cito de manera únicamente orientativa, la originalidad de José Luis Castillejo (Sevilla, 1930), el lúdico atrevimiento de Mikel Jaúregui (Bilbao, 1948), la llamativa luminosidad de Juan Ricardo Montaña (Don Benito, 1949), la irónica denuncia de Javier Seco Goñi (Madrid, 1958), la frescura de Yolanda Pérez Herreras (Madrid, 1964), o las lumínicas composiciones de Gonzalo Torné (Jerez de la Frontera, 1949).

A su vez, hay autores, que tienen en la palabra su arma verdadera y a través de ella, crean, recrean y descrean su atlas personal. Cito algunos nombres y ejemplos de manera tan solo representativa: los destellos naturales de Emilia Oliva (Palencia, 1957): «luego en nueva york/ ganado ya su mar de libertad/ observa ahora/ un rayo intenso que se yergue/ renovar los aires/ y como siempre ocurre/ latitud de cuerda fue a poco»; el verso torrencial de Isabel Alamar Torró (Valencia, 1970): «Después de una riada de artículos, sinestesias y tropos/ y justo en medio de nuestros dos pronombres atomizados/ en lacerante sintaxis con muchas dosis de vértigo»; o el impetuoso ingenio de Daniel Aldaya (Pamplona, 1976): «Concurso Literario: Envía un SMS urgente/ con el texto JULIETADORMIDA/ al móvil de Romeo/ y así evitarás que se suicide por amor».

Al cabo, un atractivo y renovado compendio de autores, que anhelan la búsqueda del secreto de la existencia artística y literaria más allá de la palpable cotidianeidad.





Una antología del valenciano Alfonso López Gradolí reúne a 64 poetas en castellano con "afán rompedor"
Bel Carrasco, El Mundo (edición de Valencia), 21/09/2012





El quién es quién de la poesía experimental 

(...)
«Unos 200», responde sin dudar el valenciano Alfonso López Gradolí que hace censo y balance de esa franja puntera de la literatura en dos antologías «incompletas». El primero, Poesía visual española se editó hace cinco años y obtuvo un éxito de ventas sin precedentes en este tipo de textos debido en parte a un reportaje televisivo. Hace poco la editorial Calambur lanzó Poesía experimental española, que puede considerarse como su secuela y ampliación.

«El primer volumen incluía sólo a poetas españoles y estrictamente visuales», explica López Gradolí. «En éste hay también autores de otros países y poetas narrativos, un total de 64 firmas, unidas por un común denominador: el afán rompedor y la voluntad de no limitarse a imitar a los grandes maestros».


(...) «Se han quedado muchos fuera, por ejemplo Agustín Fernández Mallo al que descubrí hace poco como gran poeta, pero garantizo que los que están lo merecen por propios méritos. Coexisten autores que han publicado textos de lo que se denomina poesía discursiva o narrativa, con artistas plásticos que trabajan en una parcela del experimentalismo como es la poesía visual».


Además del carácter propiamente experimental de su lenguaje plástico y poético en la estela de los grandes como Brossa, Huidobro, Tzara, Breton, Apollinaire, Pound o Cummings los autores reunidos tienen otros puntos en común. «Se manifiesta en ellos un sentimiento del humor, una visión irónica de la realidad así como una actitud anticapitalista moderada dentro del espíritu del 15-M», dice López Gradolí.


¿Pero, qué es realmente la poesía experimental? «Es la que dota de una carga nueva a cada signo al derruir los valores lógicos, morfológicos y sintácticos», responde López Gradolí. «Una nueva carga transfigurada por sus relaciones asociativas y liberada del peso jerárquico de la lógica y la sintaxis. La poesía experimental busca medios de expresión más allá de la poesía convencional. La búsqueda de un efecto plástico, la eliminación de la linealidad del verso y la evocación de algo que se describe son constantes en poetas como Ginsberg, Luciano Ori y Guillermo Deisler. ‘Toda la historia de la poesía es la historia de una sucesión de lenguajes absolutamente nuevos’, dijo Georges Mounin y Vicente Huidobro escribió: ‘Toda la poesía válida tiende al último límite de la imaginación’», cita López Gradolí (...)




Autores antologados: J.C. Jiménez de Aberasturi, Isabel Alamar, Antoni Albalat Salanova, Daniel Aldaya, J. Emilio Antón, María J. Arija, Emilio Arnao, Edu Barbero, J. Mª Bermejo, Laura Calvarro, Dionisio Cañas, J.L. Castillejo, Jorge Chamorro, Colectivo Stidna, Corporación semiótica gallega, Fernando Cosa, Juan Crego, Óscar Curieses, J.M. Escudero, J.J. Espinosa, Enrique Falcón, Luciano Feria, Gustavo Fernández ALonso, José Fdez. arroyo, Francisco Ferrer Lerín, Raül Gálvez, Ángel Guache, Rafael Hernández Rico, Eva Hiernaux, Clara Janés, Mikel Jaúregui, Miguel Jiménez Zenón, Antonio Leyva, Juan de Loxa, Luis Luna, Guillermo Marín Mesa, Ramón Maruri, Juan Ricardo Montaña, Antonio Monterroso, Antonio Montesino, Félix Morales Prado, M.A. Muñoz Sanjuán, Antonio Murga, Emilia Oliva, José María Parreño, Rafael Peralto, Paco Pérez Belda, Yolanda Pérez Herreras, Toni Prat, Claudia Quade, Sergi Quiñonero, Pilar Rubio Montaner, Xabier Sabater, Manuel Sániz Serrano, Juan Jesús Sanz, Javier Seco Goñi, Paco Señor, Teo Serva, Patxi Serrano, Pere Sousa, Gonzalo Torné, Valdor y Adolfo Vargas Blanco.

> Blog de la editorial Calambur.

LA REVISTA VENENO, VINCULADA AL LLAMADO ‘GRUPO DE VALLADOLID’, HA CUMPLIDO 30 AÑOS ¡Y SIGUE!. EN ‘LA SOMBRA DEL CIPRÉS’ CELEBRAMOS EL CUMPLEAÑOS Y SOBRE TODO LA SUPERVIVENCIA


Hay algo táctil, emocionante y hasta misterioso en la acción de desdoblar un folio cuando sabemos que dentro espera un poema. Es en sí una acción poética. De pequeños pero significativos detalles como éste está hecha la revista ‘Veneno’. Treinta años, varias ‘sedes’, 177 números… son sus credenciales. “Una historia de supervivencia” dice Francisco Aliseda, su alma mater, el que ha mantenido viva la llama, a pesar de las vicisitudes y de los cambios de residencia, para que algo tan frágil (lo es siempre una revista de poesía, ésta, además, lo es por su concepción material) se mantenga. Se mantiene también porque desde siempre ha sido una empresa colectiva.

A Francisco Aliseda, Egidio Huerga y Secundino Naves pertenecen las manos que empezaron a doblar ‘venenos’, una lejana tarde de verano de 1983 en Palencia, aunque hasta el traslado de Aliseda primero a Bilbao y luego a Andalucía siempre se imprimió en Valladolid, en Reprografía Mata, por más señas. Doblar un folio en cuatro partes esa era la contracultural acción que encendía los motores por los cuales llegaba a puntos bien dispares de la geografía en una época en que imprimir tenía como apellido el sistema ‘off set’ y el correo, sobre y sello incluido, era la vía de comunicación por la que se hacía llegar el veneno a los adictos.

Porque siempre, salvo la penúltima etapa en la que estuvo vinculada al Centro de Poesía Visual de Peñarroya, la revista se hizo a mano, una por una, y todas distintas. Ahora se diría ‘tuneadas’. Ningún propietario de un número atrasado (se guardan como un tesoro, me consta y sus propietarios forman un club o una secta literaria casi secreta) tiene el mismo número. Son las mismas palabras, son las mismas ilustraciones, tienen la misma la maqueta pero en todas hay algo que las personaliza. 200 veces ‘personalizadas’. Podía ser un billete de metro, una hoja de álamo, una pequeña flor, un paquete arrugado de tabaco Jean, un trocito de madera, uno de esos modelos recortables que usaban las niñas para vestir a sus muñecas de papel. El pintor y grabador Marco Temprano tuvo la paciencia de pintar 200 pequeñas piedras y convertirlas en unas sorprendentes mariquitas, para uno de eso milagros primerizos.

Pegadas a cada número hay pequeñas historias, como se pegaban esos leves elementos diferenciadores. Porque cada autor una vez asumido el qué y el cómo (“como era algo un poco enloquecido costaba entenderlo, o quizá no, quizá era sencillo de entender”) se volcaba. Es lo que tienen las aventuras diferentes, si llegan a enganchar es para siempre. Ullán lo entendió rápido. Pero también Francisco Pino. El poeta del Pinar de Antequera estaba ya en el número 10 de la revista. “Era sorprendente su generosidad Ahí estaba alguien como él de una trayectoria tan poderosa volcado con nosotros”, recuerda su promotor que desde la localidad onubense donde vive asiste emocionado, una vez más, al comprobar el interés que despierta una aventura que “nació como respuesta a la falta de medios de producción litararia alternativa que había entonces no solo en Valladolid sino en toda España”.

Así, se cuela en la conversación una España diferente, de principios de los ochenta, con todo por hacer. Distinta pero con una sensación de precariedad que puede compararse de alguna manera con el tiempo actual, precisamente este tiempo en que ‘Veneno’ vuelve a ser lo que fue siempre: ese hoja tamaño Dina4 (el folio sobrevivió unos pocos números) doblada en cuatro partes. Miguel Casado y su poema coloreado a mano, número a número otra vez, son los protagonistas del regreso.

Una España diferente sí. Y un Valladolid de una efervescencia cultural pero sobre todo plástica y literaria magnífica. “Se lo oí decir por primera vez a Bernardo Atxaga. Fue el primero que habló del ‘Grupo de Valladolid’ y sí claro, visto desde aquí claro que existió”. Y es que por la revista pasaron y se quedaron Carlos Ortega, Miguel Suárez, Olvido García Valdés, Esperanza Ortega, Adolfo García Ortega, Ramón García Domínguez, Gustavo Martín Garzo… Y luego los que se sumaban desde orillas más lejanas como Severo Sarduy y hasta Ted Hughes traducido por Jordi Doce. Y quienes desde iniciativas como ésta hicieron un camino en la poesía visual, como Julián Alonso.

Manuel Sierra fue un elemento clave sobre todo en su primera etapa. No solo como dibujante sino como ‘constructor’ de portadas y maquetas. Como lo ha sido siempre Aliseda o como lo fueron ocasionalmente otros artistas como Ángeles Morgade, Javier Codesal, Alfonso Serra o José Noriega que en el número que le tocó en suerte acompañaba con sus dibujos algunos poemas de Miquel Martí i Pol. Era el año 86 y este número 23 de ‘Veneno’ preludiaba esa obra conjunta que llegaría años después cuando Noriega hubo hecho realidad el sueño de su editorial El Gato Gris.

Porque esta es una faceta de la revista nada despreciable. Un repaso a su historia (un repaso a mano, detenido, desdoblando y volviendo a doblar sus números) demuestra que entre sus pliegues está el germen de obras muy importantes que cuajarían con los años.

¿De dónde ‘Veneno’, el nombre? De algo tan cimple como que sus primeros promotores estaban enganchados a la música del grupo Pata Negra del cual Kiko Veneno era valedor fundamental.

Hay números cercanos a la estética del cómic, otros al pensamiento dadá, otros coquetean con el surrealismo y en general tiene un aire a contracorriente. Quizá porque lo que les une sea la falta de impostura, el calor que transmiten estos papales, se mantienen frescos y vivos. No han amarilleado sus propuestas y cuando Gamoneda o la propia Clara Janés miren atrás, a su paso por la revista, no podrán sino sentirse contentos de haber sido parte de esta pequeña gran aventura.

‘Veneno no venal’, como escribí cuando la revista cumplió su decimoquinto aniversario, pues su gratuidad es otra de las premisas del proyecto. “’No se vende se regala’, como decían los que predicaban mercancía”, afirma Aliseda que ha sido el mago que conseguía de aquí y de allá la mínima financiación que necesita la revista, donde los trabajos no son remunerados pero que genera unos gastos de edición y distribución. Calcula que con 50 euros saldrán los números siguientes cuya tirada alcanzará los 300 ejemplares. Luego, sus más fieles allegados se encargan de la onda expansiva.


(extraído de El norte de castilla)





LOS POETAS Y EL DINERO
Charles Simic

"Si la gente solo leyera poesía, la cual no puedes impedir que sea producida por los poetas incluso cuando no les pagas nada, entonces la ley del copyright desaparecería en un tris".
TIM PARKS

¡Estupendo! Me dije tras leer esto. El mundo se va a la mierda, pero nosotros los poetas tenemos algo que esperar. Nunca nos hicimos ricos en el pasado y no veremos un céntimo en el futuro. A pesar de las leyes de copyright, la mayoría de nuestros poemas está disponible gratuitamente para millones de personas en Internet y, en esta época de atenciones breves, la poesía podría acabar siendo la única literatura que la gente lea. Cuando no queden librerías y las bibliotecas hayan sido clausuradas, los enamorados que necesiten un estímulo amoroso adicional tendrán que alcanzar sus iPhones y encontrar un poema adecuado para la ocasión y leérselo el uno al otro. La fuerza de la poesía procede de tales usos prácticos. Todo el mundo ha oído lecturas de poemas en bodas y funerales, pero sospecho que nadie ha intentado jamás utilizar un capítulo de una novela o un cuento en esa clase de reuniones. Con razón los escritores y los intelectuales en líneas generales desdeñan tanto la poesía. Los poetas trabajan a cambio de nada, dice Tim Parks. En otras palabras, producen poemas de la misma manera que una fábrica ilegal en el tercer mundo produce juguetitos baratos.

Aún más exasperante: la mayoría de poemas son breves. Da la impresión de que llevó absolutamente nada de tiempo el escribirlos. Como mucho diez minutos. Escribir una novela de seiscientas páginas lleva años. Acudes a tu escritorio y trabajas cada día de la misma manera que un minero acude a la mina y te sientes igual de exhausto después. Por supuesto, esa clase de trabajo debe ser ampliamente recompensada. Un poeta se asoma por  la ventana a mirar caer la lluvia, o contempla el mechón de pelo de su antigua amada, garabatea algo en un pedacito de papel y da por concluido el día. Lo más escandaloso de la poesía es que los poemas compuestos de una manera tan displicente acaban en antologías que nuestros hijos deben estudiar en el colegio. No solo eso, sino que quizá acaben enamorándose de ellos, los memoricen, e intenten imitar alguno. "¡La poesía ha muerto!", grita alguien alegremente de tanto en cuando, para alivio de los padres y de aquellos que entre las clases ilustradas jamás leen poesía. No caerá esa breva. Uno solamente tiene que ver el número de propuestas de poemas que las revistas, incluyendo aquellas que jamás publican poesía, reciben cada día. Hoy más que nunca, hay miles y miles de personas escribiendo poesía en este país [EEUU], algunas de las cuales acuden a uno de los cientos de talleres de escritura que se ofrecen en las universidades, escuelas y otros lugares, y otras que escriben por su cuenta, muy probablemente en total secreto y con la más modesta esperanza de publicar en una revista literaria de cierta reputación y quizá, finalmente, publiquen un libro que será leído y admirado por colegas poetas y unos pocos más a los que le importa la poesía.

Un novelista de éxito puede, con suerte, hacer un buen dineral, de la misma manera que un escritor de memorias (si él o ella tiene la fortuna de haber tenido una madre que asesinara al padre del autor frente a sus propios ojos), y un pintor de tercera puede ganarse la vida bastante bien si una cadena de hoteles o un banco se empieza a interesar por sus paisajes y sus girasoles, pero pocos poetas logran vivir de la poesía. Durante los siglos pasados, podían esperar una invitación a cenar de algún noble refugiado en su castillo para entretener a sus invitados borrachos, o incluso recibir un trocito de tierra de manos del rey tras escribir una oda a sus múltiples conquistas y masacres. Pero en los tiempos modernos, con la excepción de la Unión Soviética de Stalin, la posibilidad de que los poetas puedan hacerle la pelota a los ricos y poderosos y nadar después en la abundancia ha sido eliminada. Incluso Robert Frost, que fue inmensamente popular y ampliamente leído mientras vivió, tuvo que conseguir un trabajo de profesor para ganarse la vida. En cuanto al resto de nuestros grandes poetas, si nos remontamos a Whitman o Dickinson, la ganancia conjunta que obtuvieron de la poesía, si fuera conocida, los haría aún más incomprensibles a los ojos de muchos americanos de lo que ya lo son.

En un país que ahora considera el dinero como lo más importante, hacer algo por el simple gusto de hacerlo no es solamente extraño, sino descaradamente perverso. Imaginen el horror y la ira de los padres de un hijo o una hija que estaba destinada a la Escuela de Negocios de Harvard y a una carrera en las finanzas pero que en lugar de ello desarrolló cierto interés por la poesía. Imaginen las tentadoras descripciones de las futuras riquezas y el poder que le espera a su hijo mientras tratan de hacer que reconsidere su decisión. "¿Quién le ha distinguido a usted como poeta? ¿Quién le ha enrolado en las filas de los poetas?", le gritó el juez al poeta ruso Josef Brodsky, antes de sentenciarlo a cinco años de trabajos forzados. "Nadie", contestó Brodsky. Podría haber estado hablando en el lugar de todos los hijos e hijas que tuvieron que enfrentarse a la cólera de sus padres.

En cuanto a mí, aún no soy capaz de explicarme realmente cómo me convertí en poeta, y me he dado ya por vencido. Lo que supe desde el primer momento es que el dinero nunca tuvo que ver. Solamente una vez lo olvidé e hice el ridículo. Fue en los primeros 70, cuando tenía un pobre trabajo de profesor en California y pasaba apuros para mantener a mi mujer y a mi hija. Un día que se suponía que teníamos que ir a visitar a unos amigos en San Francisco, recibí una carta de un tipo que estaba poniendo en marcha una revista de arte y que, tras decirme cuánto le gustaban mis poemas, dijo que le gustaría publicar un par de ellos y pagarme 600 dólares, pero que los necesitaba ya mismo. Era una suma importante de dinero en 1972, particularmente para alguien cuyo salario como profesor asistente en una universidad estatal era bastante lamentable y que generalmente estaba sin un céntimo, cuyo único salario aparte de ese procedía de pequeñas revistas literarias que pagaban entre cinco y veinticinco dólares por poema y la mayoría de las veces nada en absoluto.

El problema es que no tenía nada en aquel momento que pudiera enviarle. Entré corriendo en casa, agarré un cuaderno de papel amarillo y un boli, le dije a mi mujer que condujera, y me senté en el asiento trasero tratando febrilmente de escribir unos cuantos poemas durante el viaje. El día siguiente cuando llegué a casa, y durante toda la semana, continué trabajando en ellos con mucho ánimo y total concentración, mientras me pasaba las tardes discutiendo con mi mujer sobre cómo íbamos a gastarnos la pasta. Pero una soleada mañana me levanté antes que nadie, me senté en mi mesa y leí en lo que había estado trabajando, y me di cuenta de que todo era absolutamente falso. Rompí los poemas apresuradamente con mucha vergüenza y salí a dar un largo paseo con mi perro.

The New York Review of Books, August 21, 2012

(Traducción de Andrés Catalán)

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